Ni los sistemas son mejor que los objetivos, ni los hábitos te convierten en un superhumano.
A veces nos venimos arriba y pensamos que somos máquinas.
Robots que pueden realizar una tarea una y otra vez de la misma forma y sin fallo para construir un ciclo infinito.
La verdad que esta idea de trabajar en sistemas y crear hábitos es muy atractiva e inspiradora.
"No pienses en objetivos, piensa en sistemas"
"No hagas deporte por ponerte fuerte, haz deporte porque eres un deportista"
Estas dos afirmaciones resumen muy bien las propuestas que nos hacen James Clear y Scott Adams en sus libros más representativos.
Dos libros masivos que han hecho que la gente se santigüe antes de leerlos y diga Amén al terminar cada capítulo. (Yo me incluyo).
El problema, como siempre, es la polarización que han ido tomando estas ideas de trabajo sistemático VS el establecimiento de objetivos.
¿Qué tienen que ver el trabajo sistemático con los objetivos?
Entendemos como objetivos a aquellas metas que imaginamos, planificamos y nos comprometemos a lograr.
Por otro lado, el trabajo sistematizado son aquellas acciones que llevadas a cabo de forma repetida hacen que nos acerquemos a las metas propuestas, independientemente del resultado que se dé en la ejecución del sistema.
Vamos con ejemplos:
Mis objetivos en 2024 podrían ser descubrir nuevos grupos de música, crear y hacer crecer un proyecto sobre generación de contenido online, encontrar una nueva casa donde poder mudarme, mejorar los resultados económicos de TheCookies respecto de 2023...
Ojo, no son los típicos objetivos SMART.
Esto es como cuando estás de viaje de vuelta con el coche y en el GPS pones el nombre de tu ciudad en lugar de tu calle, número...
Necesitas un rumbo que sea intuitivo y que te permita comenzar a moverte.
Una vez que tienes objetivos definidos, podemos empezar a pensar cómo cumplirlos.
Los sistemas seguramente sean una de las mejores formas con las que llegar a cumplir tus objetivos, pero coño, si no tienes un destino, qué narices estás ejecutando.
Yo sé acelerar, cambiar de marcha, frenar, pero si no sé donde voy...
¿Tiene sentido conducir?
Los objetivos son importantes, nos ayudan a planificar nuestro futuro, a mirar por encima del corto plazo y crear cosas donde antes no había nada.
Los sistemas nos ayudan a sobrellevar la falta de resultados a corto plazo en objetivos que están planificados para el medio y largo plazo.
Por poner otro ejemplo.
Si mi objetivo es crear un proyecto online donde comparto cosas sobre generación de contenido, podría establecer un sistema por el cual, cada día de modo rutinario, ejecute una acción que permita publicar un nuevo contenido sobre esta temática cada semana.
Lunes busco temas para escribir
Miércoles investigo sobre el tema seleccionado
Jueves redacto el texto
Viernes programo la publicación para que se publique el martes de la semana siguiente
Y si esto lo hago de forma cíclica, tengo un sistema que con el paso de las semanas y meses alimentará un proyecto sobre generación de contenido
Pero qué pasa si el sistema que te he dicho anteriormente es una mierda y no va a ninguna parte.
Si mi objetivo es correr una 10k y mi sistema es salir a correr cada día 500 metros.
¿Correr cada día 500 metros me convierte en deportista?
¿Publicar contenido que sea una "castaña" cada semana construye un proyecto real?
...
Tengo mis dudas.
Los trabajos sistemáticos funcionan bien en nuestra cabeza porque son sencillos de entender, pero tienen mucha más letra pequeña de la que nos creemos.
Estos sistemas no son replicables: el sistema que me funciona a mí para un objetivo, puede estar totalmente erróneo para tu casuística. Incluso podría ser perjudicial. Ej. Yo puedo cada día hacer 20 dominadas para ganar resistencia y fuerza y tú haciendo 20 puedes no tener ningún efecto porque estás ya mamadísimo.
No escalan: aumentar la frecuencia de ejecución de estos procesos no siempre implica avanzar más rápido y 100% está limitado.
Tienen fecha de caducidad que no siempre está clara: ejecutas y ejecutas... ¿pero hasta el infinito? Los sistemas tienen un punto de inflexión donde comienzan a perder impacto y depende de mil factores. La cuestión es que no sabes si va a ser en un mes, 2 años o 10.
No son infalibles: tengo la sensación de que desde los grandes guruses se han colocado los sistemas como una herramienta prácticamente infalible para alcanzar metas o incluso cosas más elevadas como sostener estilos de vida completos. Eso sí, nadie habla de la posibilidad de meter la pata en la creación de esos sistemas, un riesgo tremendo según el nivel de responsabilidad que tengan.
No suelen revisarse: como no fallan no hace falta revisarlos. Vuelvo a lo mismo, puede que algunos promotores adviertan de la importancia de revisar el funcionamiento de estos sistemas de trabajo, pero... ¿cuántos lo estamos haciendo de forma frecuente?
Tienden a generar aburrimiento y abandonarse: los sistemas pueden ser aburridos. Incluso cuando los interiorizas mucho y crees que son parte de tu ser. Puedes llegar a aborrecer estos procesos y terminar mandando todo a la mierda. Sé de lo que hablo.
A pesar de todo lo anterior, sigo pensando que los sistemas son una de las mejores formas de llegar a cumplir los objetivos que te marques.
Pero no aportan algo que es fundamental:
Claridad.
¿Tiene sentido comparar objetivos vs sistemas?
Desde mi punto de vista no tiene ninguna lógica. Son dos conceptos que van de la mano, pero en ningún momento se sustituyen el uno al otro.
Objetivos → Claridad
Sistemas → Avance
PD: Hablaremos en la siguiente entrega sobre Claridad.
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